viernes, 19 de diciembre de 2008

Batalla de las Llanuras de Abraham

La Batalla de las Llanuras de Abraham, también conocida como Batalla de Quebec (Inglés: Battle of the Plains of Abraham o Battle of Quebec; Francés: Bataille des Plaines d'Abraham o Bataille de Québec) fue una batalla crucial en el teatro norteamericano de la Guerra Franco-india, como se conoció al episodio norteamericano de la Guerra de los Siete Años. El enfrentamiento, que dio comienzo el 12 de Septiembre de 1759, se libró entre el ejército y la Armada Británica y el Ejército francés en una meseta justo enfrente de las murallas de la Ciudad de Quebec. La batalla enfrentó a menos de 10.000 efectivos entre los dos bandos, pero resultó ser un momento decisivo en el conflicto entre Francia y Gran Bretaña para dilucidar el destino de Nueva Francia, y que tuvo una influencia decisiva en la posterior creación del Canadá.

La batalla, de menos de una hora de duración, fue la culminación al asedio de tres meses efectuado por los británicos. El comandante británico, el general James Wolfe, rompió con éxito la columna de avance de las tropas francesas y de los milicianos de Nueva Francia a las órdenes de Louis-Joseph de Montcalm. Ambos generales fueron heridos de muerte durante la batalla; Wolfe murió en el campo de batalla, mientras que Montcalm falleció a la mañana siguiente. Como consecuencia de la batalla, las fuerzas militares que Francia tenía en Canadá y el resto de América del Norte se encontraron bajo una creciente presión de las fuerzas británicas. Al cabo de cuatro años, casi todas las posesiones francesas en el este de Norteamérica fueron cedidas a Gran Bretaña.

El asedio a Quebec:

Las colonias y fuerzas francesas en el noreste de Norteamérica fueron atacadas por las tropas británicas entre 1758 y 1759 como consecuencia de los últimos episodios de la Guerra Franco-india. Los británicos vencieron en Louisburg en junio de 1758, pero esa victoria había sido precedida por una derrota en la Batalla de Fort Carillon apenas un mes antes. En agosto, Fort Frontenac cayó en manos británicas, lo que hizo que los franceses perdieran sus víveres y provisiones para la campaña del valle del Río Ohio. Cuando algunos de los indios aliados de los franceses hicieron la paz con los británicos, Francia se vio obligada a retirar sus tropas. Los líderes franceses, concretamente el gobernador Pierre de Rigaud de Vaudreuil y el general Montcalm, se inquietaron por estos éxitos británicos. Sin embargo, Quebec seguía siendo capaz de defenderse mientras los británicos prepararon un triple ataque para 1759.

Como parte de la ofensiva, el general James Wolfe llegó a Louisburg en mayo de 1759 para preparar sus tropas para la ofensiva del interior, mientras que otras tropas británicas avanzaron por el lago Champlain y tierra adentro desde el oeste. Wolfe se encontró con una fuerza inferior a la que había preveido; mientras que había esperado 12.000 hombres, sólo encontró unos 400 oficiales, 7.000 soldados regulares, 300 artilleros y una batería de infantería de marina. Las tropas de Wolfe estaban respaldadas por una flota de 49 buques y 140 embarcaciones menores mandadas por el almirante Charles Saunders. Como preparación al acercamiento de la tropa a Quebec, James Cook investigó una gran parte del Río San Lorenzo, incluyendo un peligroso canal conocido como The Traverse. El navío de Cook fue a su vez uno de los primeros barcos remontando el río, sondeando el canal y guiando a la flota. Finalmente, Wolfe y sus hombres desembarcaron en la isla de Orleans el 28 de Junio. Los franceses intentaron atacar la flota enviando siete brulotes río abajo para interrumpir el desembarco, pero los brulotes hicieron fuego demasiado pronto y los marinos británicos, a bordo de chalupas, pudieron retirar las embarcaciones en llamas y dar vía libre a la flota. Al día siguiente, las tropas de Wolfe desembarcaron en la orilla sur del río en Point LeviS, casi enfrente mismo de Quebec; a pincipios de julio se dispuso en el lugar una batería de artillería para bombardear la parte baja de la ciudad.

A pesar de un aire de derrotismo entre los líderes franceses, las tropas profesionales francesas y los milicianos de Nueva Francia que defendían la ciudad se centraron en las preparaciones para repeler los ataques británicos en Beauport Shore. Montcalm y su estado mayor, el mayor general François Gaston de Lévis, el coronel Louis Antoine de Bougainville y el teniente coronel de Sennezergue, distribuyeron unos 12.000 efectivos en una serie de reductos fortificados y baterías en una línea de nueve kilómetros desde el Río Saint-Charles hasta las cascadas de Montmorency, a lo largo de las zonas poco profundas del río por los que anteriormente los británicos habían intentado cruzar. Antes de la llegada de los británicos, había llegado a Quebec una pequeña flota con barcos de abastecimiento. Estas provisiones, junto con 500 hombres de refuerzo, ayudaron probablemente a soportar el largo asedio.

Wolfe, estudiando el pueblo de Beauport, encontró que las casas habían sido cerradas con barricadas y organizadas para permitir disparar mosquetes desde el interior de las mismas; estaban construidas siguiendo una línea ininterrumpida a lo largo del camino, proporcionando una barrera forminable. Además, una cortina de árboles a lo largo del Río Montmorency hacía que fuera peligroso acercarse por esa ruta.[] El 31 de Julio se produjo el primer intento serio alcanzar la orilla norte por parte de las tropas de Wolfe y en consecuencia tuvo lugar la Batalla de Beauport, también conocida como batalla de Montmorency. Aproximadamente 3.500 hombres, apoyados por un intenso fuego de artillería, intentaron tomar tierra, pero fueron atrapados bajo el fuego enemigo en las playas del río. Los granaderos de Louisburg, que alcanzaron la playa, intentaron realizar un carga, en líneas generales indisciplinada, contra las posiciones francesas, pero fueron a caer atrapados bajo el intenso fuego enemigo; una tormenta finalizó el combate y permitió a Wolfe retirar sus tropas tras haber sufrido unas 450 bajas en sus filas, por unas 60 entre los hombres de Montcalm.

Algunos de los oficiales franceses creyeron que la derrota en Montmorency sería el último ataque británico; Vaudreuil escribió más tarde que "No tenía más ansiedad por Quebec. Wolfe, te lo aseguro, no progresará... Se sentirá satisfecho habiendo perdido unos quinientos de sus mejores soldados." Predijo otro que otro ataque tendría lugar dentro de unos días.[] Entre los franceses, otros pensaron que la campaña había terminado.

Legado de la Llanuras de Abraham:

Hoy en día, mientras que muchas de las playas a lo largo de la base de los acantilados que fueron escalados por los hombres de William Howe la mañana de la batalla han sido adquiridas y ocupadas por industrias, las Llanuras de Abraham propiamente dichas han sido conservadas formando parte de uno de los Parques Nacionales Urbanos de Canadá (National Urban Park). El The Battlefield Park fue creado en 1908 y combina las Llanuras de Abraham con el Parque Des Braves, en la Ciudad de Quebec. En el lugar se construyeron caminos para visitar el parque y un centro interpretativo, y en el parque se llevan a cabo conciertos al aire libre. Hay dos monumentos, uno en el lugar de la Batalla de Sainte-Foy y otro dedicado a Wolfe. En 1790, el Agrimensor General de Canadá, el mayor Holland, erigió una marca del meridiano en el sitio donde se dice que murió Wolfe. En 1913, la National Battlefields Commission (Comisión Nacional de Campos de Batalla) colocó una columna idéntica a la que había sido construida en el sitio en 1849. Además, hay también una Cruz de Sacrificio que fue construida en las Llanuras en memoria de los soldados que murieron en la Primera Guerra Mundial; ésta continúa siendo el lugar donde se celebran las ceremonias del Remembrace Day (Día del Recuerdo).

jueves, 18 de diciembre de 2008

Batalla de Sainte-Foy

La Batalla de Sainte-Foy, también llamada Batalla de Quebec, tuvo lugar el 28 de Abril de 1760 en Quebec, Canadá durante la Guerra Franco-india,como se conoció en Norteamérica la guerra de los Siete Años. Supuso una victoria para los franceses bajo el mando del Caballero de Lévis frente a los británicos comandados por James Murray. Cuando se la compara con la Batalla de las Llanuras de Abraham del septiembre del año anterior, esta batalla fue claramente más sangrienta que la primera. Fue la última victoria francesa de la Guerra Franco-india.

La batalla:

Tras retirarse de Quebec, tras el desastre de las Llanuras de Abraham el 13 de Septiembre de 1759, el ejército francés se reagrupó en Montreal bajo el general Lévis. Mientras, el la guarnición inglesa dirigida por Murray sufrió hambrunas a finales de 1759 en Quebec.

En abril de 1760, Lévis volvió a Québec con un ejército de aproximadamente 7.000 hombres. Él confiaba en asediar Quebec y forzarla a rendirse esa misma primavera, momento en el cual esperaba que los refuerzos de la flota francesa llegasen por el Río San Lorenzo.

Murray sentía que su ejército era demasiado pequeño para defender adecuadamente las murallas de Quebec, las cuales no habían sido mejoradas tras la captura de la ciudad. Por ello tomó a 3.800 de sus hombres, los únicos en condiciones de luchar, y salió a campo abierto, en la misma posición que ocupara Montcalm unos meses atrás. En vez de esperar el avance francés, se arriesgó a salir a la ofensiva. En un principio, el ataque tuvo éxito, pero el avance impidió la utilización de la artillería y la infantería comenzó a retrasarse por el fango del terreno. La batalla duró dos horas. Finalmente, cuando más soldados franceses se unieron al combate, pudieron rodear a los ingleses obligando a Murray a retirarse y a darse cuenta de su error.

Los ingleses sufrieron aproximadamente 1.100 bajas entre muertos y heridos mientras que los franceses 800 convirtiendo a la batalla de Sainte-Foy en una de las más sangrientas desarrolladas en suelo canadiense.

Consecuencias:

vis, sin embargo, fue incapaz de tomar Quebec. Los ingleses soportaron el asedio hasta la llegada de refuerzos navales. La flota francesa que tanto esperaba Lévis nunca llegó ya que había sido derrotada por los ingleses poco tiempo atrás en Quiberon Bay. En cuanto el primer barco inglés llegó a Quebec, Lévis se retiró del asedio y volvió a Montreal, ciudad que terminó rindiendo a los ingleses el septiembre siguiente.

Batalla de Princeton

La Batalla de Princeton (3 de Enero de 1777) fue una victoria estratégica para las fuerzas revolucionarias del General Washington sobre las fuerzas británicas cerca de Princeton, Nueva Jersey. El sitio es administrado como un parque estatal operado y mantenido por la New Jersey Division of Parks and Forestry.

Antecendentes:

En la noche después de la Segunda Batalla de Trenton, el General George Washington llevó al cuerpo principal de su ejército conformado por 6.000 hombres cautelosamente lejos del Teniente General Charles Cornwallis y de sus tropas. Washington dejó a una pequeña separación de 500 hombres de la milicia de Pennsylvania detrás para tender a los fuegos de campamento y periódicamente disparar con dos cañones, para disfrazar la salida de los soldados del Ejército Continental.

En medio de la noche, el ejército marchó sobre un camino trasero hacia Princeton y alcanzó el puente Quaker Bridge sobre el arroyo Stony Brook, alrededor de una milla al sur de la ciudad. El Quaker Bridge no era lo bastante fuerte para soportar el paso de los cañones del ejército ni carros de las municiones, así que otro puente tuvo que ser construido rápidamente. Mientras que el puente era construido, Washington reformó a su ejército, y después lo dividió en dos partes: el ala más pequeña de la izquierda bajo el mando del general Nathanael Greene y la más grande de la derecha bajo las órdenes del general John Sullivan. Washington se había prepuesto atacar Princeton antes de amanecer, pero el sol se levantaba.

La tarea de Greene era avanzar a la carretera de Princeton-Trenton para parar su tráfico y destruir su puente sobre el Stony Brook. La división de Sullivan, la principal fuerza de ataque, se desplazó hacia la parte posterior de la Universidad de Nueva Jersey (actual Universidad de Princeton). Conocían que los británicos tenían puestos de guardias en los caminos al norte, al este y al oeste, pero existía un camino abandonado que entraba a la ciudad por el oeste, el mismo que Sullivan tomó.

Antes de que el ala de Greene (con 3.400 hombres) alcanzara la carretera, la brigada principal, 1.200 hombres bajo órdenes del General Hugh Mercer de Virginia, encontró a 800 hombres que eran elementos de la 4º brigada británica, acompañados por 2 armas ligeras, bajo comando total del Teniente Coronel Charles Mawhood. El grupo británico marchaba de Princeton a Trenton para reforzar la 2º brigada del General Leslie. La última unidad de la 4º brigada fue dejada para sostener Princeton con otros 400 hombres.

La Batalla:

Al ver las fuerzas independentistas, Mawhood formó a sus hombres a través del borde de una huerta por la cual las tropas de Mercer pasaban. Un violento enfrentamiento de fuego se inició, y Mawhood puso en marcha un asalto que despejó en gran parte la huerta de las tropas de Mercer, quienes se comenzaron a retirar en medio de la confusión.El General Mercer fue herido pero rechazó entregarse. Cuando él intentó atacar al enemigo con su espada, fue atacado a bayoneta hasta que se le presumía muerto; él murió nueve días después. El Coronel John Haslet de Delaware substituyó al General Mercer y fue asesinado por un tiro en la cabeza.

Durante esta confusión, General George Washington montó hasta que se reunió con los hombres de Mercer, mientras que una brigada de 2.100 tropas bajo el mando del General John Cadwalader llegó con una batería de artillería. Washington entonces montó derecho al fuego británico, conduciendo personalmente el ataque. Como Washington montó carga hacia las líneas británicas, se lo escucho a él gritando:


"Parade with me my brave fellows, we will have them soon!"
"¡Desfilen conmigo mis valientes compañeros, los tendremos pronto!"


Gracias a estos refuerzos, y a la exitosa reunión de Washington con los hombres de Mercer, la fuerza americana más grande podía, por la presión de números, volver a tomar la mayor parte de la huerta, hasta que el fuego de las armas de Mawhood pararon el avance americano.

Un segundo asalto británico despejó la huerta, y parecía que ganaría el día hasta que Sullivan condujera a otras 1.300 tropas. Ahora excedidos en número, casi 6 a 1, Mawhood dirigió una carga final para romper a través de líneas americanas. Un número de soldados británicos rompieron a través de los americanos en una carga de bayoneta desesperada, continuando hacia el sur del camino a Trenton. Washington llevó algo de su fuerza en la búsqueda de Mawhood, pero abandonaron esto y dieron vuelta detrás cuando algo de las tropas de Leslie entraron en vista. El resto de los británicos cayeron nuevamente dentro de Princeton, que, junto con los hombres que se encontraban allí, se defendieron contra las fuerzas de Sullivan durante algún tiempo, antes de la retirada a Nuevo Brunswick. Dejaron un número de tropas detrás en Princeton. Haciendo frente a números y al fuego de artillería de forma aplastante, se entregaron. La lista de muertes británicas indicó que habían 86 muertos y heridos y 200 capturados. Los americanos sufrieron alrededor de 40 muertos y heridos.

En Trenton, Cornwallis y sus hombres se despertaron por los sonidos del cañón de fuego que venía de detrás su posición. Cornwallis y su ejército comenzaron a viajar hasta Princeton. Sin embargo, la guardia posterior de Washington había destruido el puente sobre el Stony Brook, y los francotiradores americanos retrasaron más lejos al Ejército de Cornwallis. El agotado ejército americano se desplazó lejos, marchando al Palacio de Justicia del condado de Somerset (ahora Millstone), donde pasaron la noche. Cuando la fuerza británica principal finalmente alcanzó Princeton tarde en el día, no permanecieron allí sino que continuaron con rapidez hacia Nuevo Brunswick, Nueva Jersey.

Consecuencias:

Después de la batalla, Cornwallis abandonó mucha de su correspondencia en Nueva Jersey, y ordenó a su ejército retirarse a Nuevo Brunswick. La batalla en Princeton costó a los británicos unos 276 hombres muertos, heridos o capturados y dejó grandemente alzados en la moral a las tropas continentales, llevando a 8.000 nuevos reclutas a ensamblar al Ejército Continental. Los historiadores americanos a menudo lo consideran una gran victoria junto con la Batalla de Trenton, debido a la pérdida subsecuente del control de la mayor parte de Nueva Jersey por las fuerzas de la corona así como las implicaciones políticas importantes de la batalla a través del Atlántico en Francia y España, que ampliarían su ayuda militar a las fuerzas continentales después de la batalla. Sin embargo, mientras que condujeron a los británicos del campo, podían ejecutar un desbloqueo ofensivo del libro de textos y manejado la evación de un desastre completo.

El sitio del campo de batalla está sur de Princeton y se ha convertido en el Princeton Battlefield State Park (en español: Parque estatal del campo de batalla de Princeton). El herido y luego fallecido General Hugh Mercer se reclinó, según se informa, debajo de un árbol de roble en el campo de batalla. El condado de Mercer que contiene a Princeton actualmente fue nombrado en honor él y un cuadro del roble llamado Mercer Oak está en su sello. El árbol viejo finalmente murió en el 2000 y un reemplazo crecido de sus bellotas fue plantado en el sitio.

El 3er batallón/112avo campo del Regimiento de artillería demanda linaje del Eastern Artillery Company de New Jersey que fue asignado a 4to Regimiento Continental de la Artillería de Thomas Procter, quién participó en la batalla de Princeton.

Princeton Battlefield State Park:

El estado de Nueva Jersey preserva 100 acres del sitio como el Princeton Battlefield State Park. El parque está situado en Mercer Road (Princeton Pike), cerca de 1.5 millas al sur de la Universidad de Princeton y 3.8 millas al norte de la carretera Interestatal 295/95.





Guerra de los Siete Años

Se denomina Guerra de los Siete Años a la serie de conflictos internacionales desarrollados entre 1756 y 1763, para establecer el control sobre Silesia y por la supremacía colonial en América del Norte e India. Tomaron parte por un lado Prusia, Hannover y Gran Bretaña, junto a sus colonias americanas y su aliado Portugal tiempo más tarde; y por otra parte Sajonia, Austria, Francia, Rusia, Suecia y España, esta última a partir de 1761. Se producía un cambio de coaliciones con respecto a la Guerra de Sucesión Austriaca si bien el conflicto de Silesia y la pugna francobritánica siguen siendo las claves.

Frente Europeo:

La Casa de Austria decidió recuperar Silesia, que estaba en poder de Prusia tras el Tratado de Aquisgrán (1748) que había puesto fin a la Guerra de Sucesión Austriaca. Esta acción por parte de Austria se considera el detonante de la guerra de los Siete Años. María Teresa I contó con el apoyo de Sajonia, Rusia, Suecia y Francia, con el fin de declarar la guerra a Prusia y Gran Bretaña.

Prusia estaba rodeada por enemigos, y ante la certeza de que sería atacado, el rey Federico II el Grande decidió adelantárseles. En otoño de 1756, sin previa declaración de guerra, el ejército prusiano invadió Sajonia y ocupó el territorio; luego penetró en Bohemia, pero fue vencido por los austriacos en la batalla de Kolin; por esta causa, se vio obligado a abandonar ese país. Alentados por el éxito, los enemigos de Prusia lanzaron sus ejércitos para destruirla; sin embargo, Federico demostró su genio militar y superó la crítica situación con tres brillantes victorias. La primera en Rossbach (5 de noviembre de 1757) sobre un poderoso ejército francés que avanzaba por territorio sajón, la segunda frente a los austriacos en Leuthen (Silesia), el 5 de diciembre de ese año, y la tercera al año siguiente (1758), en Zorndorf. A partir de ese año (1758) y hasta el fin de las hostilidades, Federico (atacado desde varios frentes) debió adoptar una táctica defensiva, que le resultó costosa y llena de peligros.

Los rusos unieron sus fuerzas con los austriacos y ambos ejércitos derrotaron al rey prusiano en Kunersdorf, cerca de Fráncfort del Óder (12 de agosto de 1759). Allí sufrió el más grave revés de su vida militar. Sin embargo, los aliados no supieron aprovechar ese triunfo, porque estaban agotados y carecían de unidad de mando; demoraron en avanzar, error que utilizó Federico para rehacer sus fuerzas y obtener, al año siguiente, dos triunfos sobre los austriacos: Liegnitz (Silesia) y Torgau (Sajonia).

Frente Americano:

En América del Norte, Francia se encontraba en retroceso tras haber cedido en 1748 la fortaleza de Luisburgo en la Isla de Cabo Bretón a cambio de Madrás. La guerra comenzó en 1754. La rivalidad colonial entre Francia y Gran Bretaña se debía al control de las zonas peleteras, la disputa por las tierras situadas al oeste de los montes Apalaches y los derechos de pesca en Terranova. Francia quería frenar la expansión inglesa hacia el oeste, mediante la construcción de una cadena de fuertes, entre sus territorios canadienses y Nueva Orleans. En los primeros años logró acumular varias victorias, pero en 1757, William Pitt (el Viejo), puso al general británico James Wolfe al mando de las tropas en América. Como consecuencia en 1759 conquistaron Quebec y al año siguiente capituló Montreal. Los británicos habían conquistado todo el Canadá francés.

Con respecto a España, Inglaterra había aumentado los agravios de modo considerable: apresamiento arbitrario de buques españoles, establecimiento en Honduras para la corta del palo Campeche o el aumento del contrabando entre otros. El Gobierno de Carlos III pese a que inicialmente se había mostrado partidario de mediar entre ambas potencias, no tuvo otra salida que buscar el acuerdo con Francia ante la necesidad de defenderse de la agresividad británica. Se iniciaron, pues, conversaciones entre las 2 potencias de una alianza permanente en busca de la seguridad en América; España pensaba posponerla hasta el momento de la paz; sin embargo, el ministro francés Choiseul supo maniobrar con gran habilidad para conseguir también la intervención bélica.

Tras los acontecimientos en el Quebec y ante el hostigamiento de Inglaterra al comercio y la seguridad española en América, 2 fueron pues los factores que acabaron por empujar a Madrid hacia la alianza con Versalles: la negativa británica a atender ninguna de las reclamaciones planteadas por España y la ruptura definitiva del equilibrio americano que parecía avecinarse si Francia salía completamente derrotada del conflicto. Bajo estas premisas se firmó el Tercer Pacto de Familia (1758-1761), muy distinto de los anteriores en sus objetivos más profundos, pero con un común denominador, ser una alianza frente a la poderosa Inglaterra. La firma arrastró, por tanto, a España a una guerra para la que no estaba preparada y en la que, ya de entrada, se unía al lado perdedor; quizá se vio obligada por las circunstancias, pero esta participación al final en las hostilidades no puede ser considerada más que como un error.

Entre 1761 y 1762 España ocupó el norte de Portugal, el eterno aliado de Inglaterra, y ocupó por enésima vez la controvertida Colonia del Sacramento. A pesar de estos éxitos iniciales la evolución de los sucesos militares fue contraria a la Monarquía española; en este sentido hay que señalar las importantes pérdidas que se produjeron en 1762, cuando 2 escuadras británicas se apoderaron, respectivamente, de La Habana y Manila.

Frente Indio:

Merced a la importancia que Inglaterra concedía al comercio indio (y en particular al Bengalí donde ya contaba con una importante presencia) la United Company quería frenar la expansión francesa en India, por este motivo apoyaba a los príncipes indios que se rebelaban contra Francia. En el transcurso de la guerra (1756 - 1763) los franceses tomaron Calcuta. Por su parte Luis XV deseaba una paz rápida con Inglaterra por lo que prácticamente abandonó a Joseph François Dupleix y a la obra desarrollada por éste en la India. No sólo no consiguió su objetivo sino que Inglaterra se precipitó además sobre las posesiones americanas de Francia. El militar británico Robert Clive logró derrotar a Francia en numerosas batallas inscritas en el contexto de las denominadas Guerras de Carnatic. De esta manera Inglaterra se hacía con el Imperio Indio iniciado por Francia.

Tratado de París (1763):

La guerra de los Siete Años terminó en 1763. El 10 de Febrero, el Tratado de París fue firmado por el duque Choiseul, el marqués de Grimaldi y el duque de Bedford. William Pitt se había empecinado en mantener vivo el conflicto hasta lograr el aniquilamiento de la fuerzas de Francia.

Batalla de Saratoga

La Batalla de Saratoga fue uno de los enfrentamientos más importantes librados durante el transcurso de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Su desenlace, en gran medida, contribuyó a decidir el resultado final de la contienda a favor del ejército continental. Esta batalla tuvo lugar entre 19 de Septiembre y el 7 de Octubre del año 1777 en Saratoga, una región ubicada entre Boston y la zona de los Grandes Lagos, en las proximidades del Río Hudson. El general británico John Burgoyne pretendía mediante la posición de sus tropas en la zona, aislar a Nueva Inglaterra del resto de las colonias del norte y causar la mayor cantidad de bajas posibles entre las filas del ejército rebelde. Su plan consistía en remontar el valle del río Hudson desde Montreal, donde se hallaban reunidas sus columnas, subiendo a lo largo de este camino fluvial con el apoyo de las tropas británicas asentadas en Nueva York. Estas últimas, acaudilladas por el general Howe, atacarían por el norte y se le unirían en Albany para crear un frente común y emprender una ofensiva conjunta.

Objetivos:

El objetivo final de esta maniobra era destruir el ejército colonial y eliminar o capturar a George Washington. Si conseguían atraerlo a una batalla en la que reunieran a todos sus hombres y las armas de que disponían los rebeldes, la victoria estaba prácticamente asegurada para los británicos, que lograrían el ansiado restablecimiento del control imperial en América del Norte.

El rey Jorge III aprobó el plan con entusiasmo, pero el general Howe, que nunca recibió instrucciones precisas desde el gobierno de Londres, prefirió cargar en solitario contra Filadelfia (origen y foco de la revuelta independentista) en vez de reunirse con Burgoyne en Albany. Marchó por su cuenta y riesgo con la mayor parte de sus tropas en dirección contraria, hacia el sur, dejando una guarnición de 8.000 hombres en Nueva York al mando de Sir Henry Clinton.

La Batalla:

En lugar de concentrar todas sus fuerzas en un único frente, los efectivos británicos quedaron dispersos a lo largo de más de 1200 Km. de territorio hostil, cayendo en un clásico error de división de fuerzas: Burgoyne en Canadá, Howe en Chesapake y Clinton en Nueva York. Washington, desde sus cuarteles de invierno en Morristown (Nueva Jersey), acudió con su precario ejército a cubrir Filadelfia para intentar contener el avance de Howe y su regimiento de cerca de 14.000 hombres. Las tropas coloniales contaban con prácticamente la misma cantidad de efectivos, acabaron disgregándose ante la implacable embestida británica y Washington se vio obligado a emprender la retirada.

Mientras tanto, Burgoyne descendió de los bosques canadienses y avanzó hacia el sur con la intención de reunirse con las tropas británicas asentadas en Nueva York, a la espera de que Howe hiciera lo mismo después de atacar Filadelfia. Reagrupando a las tropas en un único ejército contra George Washington la victoria británica parecía un hecho. Pese a ello, Howe prefirió seguir avanzando hacia el sur e incluso reclamó refuerzos de la guarnición de Clinton.

Burgoyne, hostigado incesantemente por las milicias rebeldes, fue incapaz de llegar hasta Nueva York y no pudo obtener refuerzos de Clinton porque éste no disponía de suficientes efectivos para asistirlo. Finalmente quedó aislado en Nueva Inglaterra, con graves problemas de abastecimiento y cercado por un ejército muy superior en número. El 17 de octubre tuvo que rendirse ante el comandante estadounidense Horatio Gates, y fue hecho prisionero junto a su ejército hasta que se firmó la paz.

Las tropas inglesas, que constaban de 50.000 militares y 30.000 mercenarios alemanes, además de 7.800 regulares y milicianos, no fueron capaces de soportar el contraataque de 14.000 regulares y milicianos americanos al mando de George Washington obtenidos voluntariamente tras una leva de voluntarios que hizo en 1775. Hubo 8.000 muertes americanas y 1600 muertes inglesas. Hubo 6.000 ingleses prisioneros.

Las armas usadas fueron principalmente mosquetes y más tarde, ya casi acabada la batalla se empezaron a usar fusiles de corto alcance.

Consecuencias:

La victoria afianzó la posibilidad de triunfo de las milicias ciudadanas sobre un ejército de línea y recibió el apoyo de Francia (1778) y el Imperio español (1779) a la causa independentista estadounidense.

Casacas Rojas

Los casacas rojas eran el sobrenombre dado a los soldados ingleses, debido a que su uniforme tanto ceremonial como de batalla se caracterizaba por tener una casaca de color rojo. Este uniforme fue concebido para distinguirlos fácilmente del resto de los combatientes y así infundir temor y de paso cubrir la sangre de las heridas, dando a entender que eran un ejército casi inmortal. El uniforme se uso durante mucho tiempo por parte de los regimientos coloniales de la, en ese tiempo, Gran Bretaña. También ese uniforme es muy conocido por su participación en la revolución de los Estados Unidos de América. En inglés el apodo es Redcoats. Durante los siglos XVII y XVIII la Compañía Británica de las Indias Orientales (East india Trading Company) tenía el permiso del imperio para reclutar ejércitos particulares, los cuales usaban casacas rojas. Ya que entonces la compañía era tan poderosa que tenía su propia moneda y tenía gran influencia en la economía de Inglaterra y el nuevo mundo, el Imperio Británico adoptó ese uniforme como enseña de su poder. Desde entonces pasaron a ser "Soldados del Rey".

Batallas que lucharon:

Las guerras más importantes en que los casacas rojas estuvieron presentes, fueron en la guerra contra Francia en América del Norte, donde los casacas rojas triunfaron sobre los soldados franceses. Y la segunda guerra en que estuvieron presentes, ocurrió cuando los americanos nacidos en las trece colonias se sublevaron contra la Gran Bretaña lo que desencadenó la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Las continuas luchas en varios frentes dentro de su vasto imperio, imposibilitó guerrear con fuerza contra las trece colonias, a pesar de enviarse al nuevo mundo un contingente de veinticinco mil soldados, entre ellos mercenarios hessianos. Se previó una guerra corta pues se creía que el ejército continental (de las trece colonias) no era profesional ni bien entrenado ni bien armado, pero la unión de la Francia en el conflicto y después de varias derrotas, los británicos perdieron el control de las Colonias y se disolvió en poco tiempo, dejando las colonias de Norteamérica.

Durante el siglo XIX, los ejércitos ingleses con el uniforme de la casaca roja, participaron activamente en la conquista y defensa del territorio Indostano, conocido actualmente como la región de La India y Pakistán. En las tierras conquistadas aplicaban la política de diferenciación, es decir los soldados legítimamente venidos o descendientes de ingleses tenían derecho a portar el uniforme y los regimientos locales usaban atuendos típicos o tenidas oscuras, casi camufladas.

Un ejemplo de estos regimientos son los soldados indios, que recibían el nombre de cipayos. Su oficialidad era enteramente compuesta por casacas rojas y los cipayos usaban un uniforme de color oliva o café. Los trabajadores indios se rebelaron contra los británicos con ayuda de algunos piratas debido a que el trato no era muy justo y casi todo su territorio ya le pertenecía a los británicos. Además los británicos se volvieron cada vez mas hostiles contra los indios y cada vez se hacían mas grande la casería de traidores hacia el imperio ya no solo eran indios sino piratas, y gente diversa que estaba molesta por su trato como chinos y negros, y los casacas rojas ejecutaban castigos y ejecuciones cada vez mas fuertes para dar a entender sobre la superioridad del imperio británico. Y cada vez se libraban batallas más fuertes tanto en tierra como en mar entre los experimentados soldados ingleses y los corsarios y piratas y como acto o decreto por la corona cualquiera que quisiera comerciar en el mar indio tenía que pagar tarifas portuarias a la compañía este método principalmente fue utilizado para poder cazar y exterminar cualquier nave o comerciante que no pagara o cumpliera con las normas que los casacas rojas ejercían por medio de su compañía. Además toda las materias primas eran exportadas a Inglaterra, no quedando casi nada para el país en sí. En estas circunstancias la India se rebeló y regimientos enteros de cipayos exterminaron a su oficialidad y se unieron a las revueltas, sin éxito, hasta la Independencia pacífica de Mohandas Karamanchad llamado Mahatma Ghandi.

Ataque:

Su forma más conocida de atacar es que se forman en filas de 6 a 8 y disparaban al mismo tiempo después de la orden de un superior así la ráfaga de balas alcanzaba el objetivo pero si disparaban individualmente y voluntariamente no eran muy precisos pues el mosquete que usaban no tenía cañón estriado, sino liso, además la bala que disparaba el mosquete era esférica, siendo muy imprecisa, por eso se acostumbraba atacar en grupos. Para la guerra de independencia de los Estados Unidos fue una táctica errónea. Los colonos milicianos (no eran soldados regulares) nunca les hacían frente, sino más bien combatían como si de guerrillas se tratase, atacando por sorpresa. El soldado británico, bien entrenado y jerarquizado para grandes combates frente a frente, simplemente nunca fue entrenado en como enfrentar esa táctica. Por eso en muchas batallas los casacas rojas se les ordenaba atacar a bayonetas principalmente cuando el enemigo estaba disperso o mal formado o simplemente para terminar con la batalla y los soldados aun en pie.

Vestimenta:

Su vestimenta más conocida era una casaca roja con camisa blanca y chaquetilla de paño (uniforme de verano) junto a un tricornio negro con borde blanco por sombrero. Lo cruzaban a la bandolera dos bandas blancas: una era para portar la espada o algún otro aditamento y la otra banda era para portar balas, pólvora o artículos de uso personal. Con un mosquete y una bayoneta en la punta de este. Si era oficial usaba un tricornio con el borde dorado, unas botas negras cubiertas por una malla blanca (uniforme de invierno), pantalón blanco, y un mosquete con una bayoneta en la punta y dependiendo de su rango tenía algunas distinciones como una peluca blanca o una medalla dorada. Generalmente a los oficiales se les agregaban piezas de oro y se les armaban con pistolas y espadas, además de usar una gola simbólica en el cuello, en recuerdo de su pasado como oficiales de coraceros. El uniforme de invierno se complementaba con un abrigo de gala de color representativo de la región primigenia del regimiento: azul por los regimientos escoceses, rojos por los regimientos galeses, verdes por los regimientos irlandeses, blanco o granate para los regimientos ingleses.

martes, 16 de diciembre de 2008

Guerra de Independencia de los Estados Unidos

La Guerra de Independencia de Estados Unidos fue un conflicto que enfrentó a las Trece Colonias británicas originales en América del Norte contra el Reino de Gran Bretaña. Ocurrió entre 1775 y 1783, finalizando con la derrota británica en la Batalla de Yorktown y la firma del Tratado de París.

Durante la guerra, Francia ayudó a los revolucionarios estadounidenses con tropas comandadas por Marqués de La Fayette, mientras que España lo hizo desde el principio gracias a Bernardo de Gálvez y de forma abierta a partir de la batalla de Saratoga, mediante armas, suministros y abriendo un frente en el flanco sur.

Las colonias británicas que se independizaron de Gran Bretaña edificaron el primer sistema político liberal y democrático, alumbrando una nueva nación, los Estados Unidos de América, incorporando las nuevas ideas revolucionarias que propugnaban la igualdad y la libertad. Esta sociedad colonial se formó a partir de oleadas de colonos inmigrados, y no existían en ella los rasgos característicos del rígido sistema estamental europeo.

En las colonias del sur (Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia) se había organizado un sistema esclavista (con unos 500.000 esclavos negros) que explotaban plantaciones de tabaco, algodón y azúcar. De este modo, la población estaba compuesta por grandes y pequeños propietarios y esclavos.

Los antecedentes a la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos se remontan a la confrontación Franco-británica en Norteamérica y a las consecuencias de la Guerra de los Siete Años.

La Guerra de los siete años terminó en 1763. El 10 de Febrero, el Tratado de París ponía fin al imperio colonial francés en América del Norte y consolidaba a Inglaterra como la potencia hegemónica. En oposición sólo tenía a España, que controlaba Nueva Orleans, la ciudad más importante, con unos 10.000 habitantes. Respecto a Francia, la pérdida territorial no fue sentida como algo catastrófico. Se conservaban los derechos pesqueros en Terranova y la población católica francófona recibiría un trato de respeto. Por otro lado en el Caribe las pérdidas pueden ser compensadas pues la colonia principal francesa del Caribe, Puerto Príncipe (La Española), produce la mitad del azúcar consumido en todo el mundo, y su comercio con África y las Antillas está en pleno apogeo.

Los francófonos católicos de Quebec, tradicionales enemigos de los colonos estadounidenses de las Trece colonias recibieron un trato respetuoso por parte de las autoridades británicas. En ese trato se confirmó que en 1774, cuando se dotó a Canadá de un estatuto particular dentro de las colonias estadounidenses, llevándose sus fronteras hasta la confluencia del Ohio y el Misisipi. Asimismo su población conserva un derecho civil propio y la Iglesia Católica es reconocida. Todos estos movimientos fueron mal aceptados por la población de las Trece colonias.

La causa de este conflicto fue el injusto trato que Gran Bretaña infligía a los colonos, ellos aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli pero no tenían los medios para decidir sobre dichos impuestos, por lo que se sentían marginados y no representados.

La Guerra:

Después del triunfo de Gran Bretaña sobre Francia en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) en la que recibió gran ayuda de las colonias económica y militarmente, dicha colaboración no fue recompensada. Las medidas represivas del gobierno inglés (producidas tras sublevaciones como el Motín del té de Boston y las sanciones de las Actas Intolerables) provocaron el inicio de la guerra de independencia.

En 1773 los colonos se reunieron en Boston. De Gran Bretaña llegaban tres naves cargadas de cajas que contenían té. Varios miembros de la sociedad secreta se disfrazaron de indios y fueron nadando hasta alcanzar los tres barcos. Una vez allí capturaron a sus tripulantes y tiraron la mercancía por la borda. Fue la primera acción contra la represión de impuestos, lo que intranquilizó a los británicos.

En 1774 se reunió por primera vez el Congreso de colonos en contra de la servidumbre a los británicos y a favor de una patria independiente. Ya se discuten unas hipotéticas leyes. Pese al clima de enemistad contra los ingleses en las colonias, todavía había algunos colonos que apoyaban al rey inglés Jorge III, siendo llamados kings-friends.

Los primeros combates:


El 19 de Abril de 1775, soldados ingleses salieron de Boston para impedir la rebelión de los colonos mediante la toma de un depósito de armas de estos últimos en la vecina ciudad de Concord. En el poblado de Lexington se enfrentaron a 70 milicianos. Alguien, nadie sabe quién, abrió fuego, y comenzó de este modo la guerra de independencia. Los ingleses tomaron Lexington y Concord, pero en su regreso hacia Boston fueron hostigados por cientos de voluntarios de Massachusetts. Se producen las primeras bajas de la contienda, ocho soldados colonos. Para junio, 10.000 soldados coloniales estaban sitiando Boston. Los británicos principalmente atacaron con Casacas rojas.

En Mayo de 1775, un Segundo Congreso Continental se reunió en Filadelfia y empezó a asumir las funciones de gobierno nacional. Nombró catorce generales, autorizó la invasión del Canadá y organizó un ejército de campaña bajo el mando de George Washington, un hacendado virginiano y veterano de la Guerra Francesa e Indígena. Consciente de que las colonias sureñas desconfiaban del fanatismo de Massachusetts, John Adams presionó para que se eligiera a este coronel de la milicia virginiana, que tenía cuarenta y tres años, como comandante en jefe. Fue una elección inspirada. Washington, que asistía al Congreso de uniforme, tenía el aspecto adecuado; era alto y sereno, con un digno aire militar que inspiraba confianza. Como dijo un congresista: «No era un tipo que actuara alocadamente, que despotricara y jurara, sino alguien sobrio, firme y calmado».


Se empezaron a reclutar soldados de entre todas las partes de las colonias. Muchos de ellos eran hombres que vivían del campo o cazadores que eran bravucones y poco avezados en el combate. En las primeras luchas contra los británicos, George Washington llegó a decir: «hemos reclutado un ejército de generales, no obedecen a nadie». Al principio, la guerra fue desfavorable para los colonos. En junio de 1775 se produjo la Batalla de Bunker Hill, frente a Boston. Los colonos sublevados se encontraban perfectamente atrincherados. Los británicos asaltan la colina con 2.000 efectivos, pero los colonos no retroceden y resisten y cuando los últimos asaltantes consiguen llegar a la cima las bajas británicas son de 800. Es una victoria pírrica para los ingleses. Los insurgentes, además, hicieron circular su versión de los hechos, que no era otra sino que se habían retirado simplemente por la falta de munición y no por el empuje de los casacas rojas.El 2 de Julio de 1776, el Congreso finalmente resolvió que: «estas Colonias Unidas son, y por derecho deben ser, estados libres y soberanos». El 4 de Julio de 1776 se reunieron 56 congresistas estadounidenses para aprobar la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, que Thomas Jefferson redactó con la ayuda de otros ciudadanos de Virginia. Se imprimió papel moneda y se iniciaron relaciones diplomáticas con potencias extranjeras. En el congreso se encontraban cuatro de las principales figuras de la independencia: George Washington, Thomas Jefferson, Benjamin Franklin y John Adams. De los 56 congresistas, 14 murieron durante la guerra. Benjamin Franklin se convierte en el primer embajador y jefe de los servicios secretos.

La unidad se extendió entonces por las Trece Colonias para luchar contra los británicos. La declaración presentó una defensa pública de la Guerra de Independencia, incluida una larga lista de quejas contra el soberano inglés Jorge III. Pero sobre todo, explicó la filosofía que sustentaba la independencia, proclamando que todos los hombres nacen iguales, y poseen ciertos derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que los gobiernos pueden gobernar sólo con el consentimiento de los gobernados; que cualquier gobierno puede ser disuelto cuando deja de proteger los derechos del pueblo. Esta teoría política tuvo su origen en el filósofo inglés John Locke, y ocupa un lugar prominente en la tradición política anglosajona.

Estos hechos convencieron al gobierno británico de que no se enfrentaba simplemente a una turba de Nueva Inglaterra y barrió casi cualquier objeción que los miembros del gabinete tuvieran contra la conquista de las colonias. La confirmaron de que Inglaterra estaba envuelta en una guerra, y no en una simple rebelión, dictó una política militar dieciochesca convencional, consistente en maniobras y batallas entre ejércitos organizados.

Este cambio de estrategia forzó a los británicos a evacuar la ciudad de Boston en Marzo de 1776, y transferir sus principales fuerzas a Nueva York, cuya población se presumía era más favorable a la causa de la Corona y que contaba con un puerto superior y una posición central. En consecuencia, en el verano de 1776, Sir William Howe, que sustituyó a Gage como comandante en jefe del ejército británico en Norteamérica, arribó al puerto de Nueva York con una fuerza de más de treinta mil hombres. Howe tenía intención de aislar Nueva Inglaterra de los otros rebeldes y derrotar al ejército de Washington en una batalla decisiva. Iba a pasar los dos años siguientes tratando de llevar a cabo este plan.

Según todas las apariencias, un enfrentamiento militar prometía todas las ventajas para Gran Bretaña, una de las potencias más poderosas de la tierra, con una población de unos once millones, comparada con los dos millones y medio de colonos, un quinto de los cuales eran esclavos negros. La armada británica era la mayor del mundo y casi la mitad de sus buques participaron inicialmente en el conflicto con los nacientes Estados Unidos. El ejército era una fuerza profesional bien entrenada; en 1778, llegó a tener cerca de cincuenta mil soldados estacionados solo en Norteamérica, a los cuales se añadieron más de treinta mil mercenarios alemanes durante la contienda.


Para enfrentarse a ese poder militar, los rebeldes tenían que empezar de la nada. El Ejército Continental que crearon tenía menos de cinco mil efectivos permanentes, complementados por unidades de las milicias estatales de diferentes tamaños. En la mayoría de los casos, unos oficiales inexpertos, no profesionales, servían como jefes militares. Washington, el comandante en jefe, por ejemplo, solo había sido coronel de regimiento en la frontera virginiana y tenía poca experiencia en el combate. No sabía nada de mover grandes masas de soldados y nunca había dirigido un asedio a una posición fortificada. Muchos de sus oficiales habían salido de las capas medias de la sociedad: había posaderos convertidos en capitanes y zapateros en coroneles, como exclamó, asombrado, un oficial francés. Es más, «sucede con frecuencia que los colonos preguntan a los oficiales franceses qué oficio tienen en Francia». No es de extrañar, pues, que la mayoría de los oficiales británicos pensara que el ejército insurgente no era «más que una banda despreciable de vagabundos, desertores y ladrones» incapaces de rivalizar con los casacas rojas de Su Majestad. Un general británico llegó a alardear que con mil granaderos podía «ir de un extremo a otro de Norteamérica y castrar a todos los hombres, en parte por la fuerza y en parte con un poco de persuasión».


Sin embargo, estos contrastes eran engañosos, porque las desventajas británicas eran inmensas desde el principio del conflicto. Gran Bretaña tenía que conducir la guerra desde el otro lado del Atlántico, a cinco mil kilómetros de distancia, con los consiguientes problemas de comunicaciones y logística; incluso alimentar adecuadamente era un problema casi insalvable. Al mismo tiempo, tenía que hacer una guerra absolutamente diferente a la que cualquier país hubiera librado en el siglo XVIII. La propia Norteamérica era inconquistable. La enorme extensión del territorio hacía que las maniobras y operaciones convencionales fueran difíciles y engorrosas. El carácter local y fragmentario de la autoridad en Norteamérica inhibía cualquier acción decisiva por parte de los británicos. No había ningún centro neurálgico con cuya captura se pudiera lograr aplastar la rebelión. Los generales británicos acabaron por decidir que su principal objetivo debía ser enfrentarse al ejército de Washington en una batalla, pero, como dijo el comandante en jefe británico no sabían como hacerlo, «ya que el enemigo se mueve con mucha más celeridad de la que nosotros somos capaces».


Una de las causas de los resultados negativos de los colonos eran sus mosquetes, ya anticuados y que solo podían disparar a pocos metros para obtener precisión. Esto llevó a que se creara un nuevo tipo de arma más eficaz, que fue el fusil modelo Pennsylvania, de gran precisión desde más de 80 metros. Los colonos en estos primeros combates lucharon en forma de guerrillas.
George Washington, por su parte, comprendió desde el principio que, por el lado estadounidense, la guerra tenía que ser defensiva. «En todas las ocasiones debemos evitar una acción general - dijo ante el Congreso en Septiembre de 1776 o arriesgar nada, a menos que nos veamos obligados por una necesidad a la cual no deberíamos vernos arrastrados
Aunque nunca actuó como cabecilla guerrillero y se concentró todo el tiempo en crear un ejército profesional con el cual pretendía batir a los británicos en una batalla abierta, en realidad, sus tropas pasaban buena parte del tiempo librando escaramuzas con el enemigo, acosándolo y privándole de comida y avituallamiento siempre que era posible (guerra de guerrillas). En esas circunstancias, la dependencia de los estadounidenses de unas fuerzas de la milicia no profesionales y la debilidad de su ejército organizado los convertían, como dijo un oficial suizo, en más peligrosos que «si tuvieran un ejército regular». Los británicos no comprendieron nunca a qué se enfrentaban; esto es, a una verdadera revolución que contaba con un apoyo generalizado de la población. Por ello, continuamente subestimaron el aguante de los rebeldes y sobreestimaron la fuerza de los colonos leales a la Corona. Al final, la independencia acabó significando más para los estadounidenses que la reconquista o conservación de las 13 Colonias para los ingleses.

La Batalla de Saratoga:

Las cosas empezaron a cambiar en Octubre de 1777 cuando un ejército británico bajo el mando del General John Burgoyne se rindió en Saratoga, en el norte del estado de Nueva York. Este fue el golpe de gracia y propagandístico que necesitaban los colonos para su independencia. Desde Canadá llegaron indios (dirigidos por Joseph Brant), estos últimos estaban a favor de los británicos porque los colonos les estaban expropiando sus tierras cada vez más. La expedición estaba comandada por el General John Burgoyne y pretendía llegar a Albany. Sin embargo fueron interceptados y tuvieron que presentar batalla en Freeman, cerca del Río Hudson. Aquí estaban los colonos comandados por Benedict Arnold (que después fue traidor), Horatio Gates y Daniel Morgan. Este último comandaba a fusileros vestidos con pieles y que eran antiguos cazadores.

El General Burgoyne contaba con 600 mercenarios alemanes (los británicos llegaron a utilizar hasta 16.000 en toda la guerra) para tomar la granja. El 9 de Septiembre Morgan tiene a sus hombres bien escondidos en un bosque contiguo a la granja y en los trigales de la misma. Una vez se acercan los mercenarios alemanes, los fusileros salen de sus escondites y disparan a los enemigos, produciendo gran sorpresa entre estos y provocando que caigan a decenas. Burgoyne entonces manda otros 600 más, que también caen. Los británicos retroceden, pero Burgoyne resiste, aunque sin suministros ni víveres, y consigue poco tiempo después tomar la granja.

Horatio Gates, aunque hombre pesimista, es convencido por Morgan y Arnold para lanzar un ataque a los británicos. Con los cañones incautados a los británicos bombardean la granja y consiguen la rendición de Burgoyne. Entre el cañoneo de los colonos un general británico, Simon Fraser, ordenó una carga de caballería totalmente desesperada, por lo difícil de la situación. Esta carga fue rápidamente neutralizada por los hombres de Morgan, que consiguieron acabar con el general. Éste, antes de morir, pidió ser enterrado en el campo de batalla, y para ello varios soldados británicos se reunieron, lo que llegó a confundir a los colonos. Creyendo que los enemigos se estaban reorganizando para otro ataque, empezaron a cañonear la zona en que estaban enterrando a Simon Fraser, y aunque no dieron en el blanco sí produjeron que los que se esforzaban en la faena fueran salpicados por la arena y el polvo. Al final se le pudo enterrar entre una lluvia de balas de cañón. Este hecho se produjo esta frase de un general alemán llamado Riedesel: « ¡Qué gran entierro para un gran guerrero! ».

La ayuda extranjera y el final de la Guerra:

Alentados por la victoria de Saratoga, Francia y España veían la oportunidad como una ocasión de oro para lograr la revancha del desastroso Tratado de París de 1763, con el que concluyó la Guerra de los Siete Años. Así Francia tras unos meses de cierta vacilación, entró abiertamente en la guerra firmando una alianza en Febrero de 1778 con los colonos. Pese a sus escasas provisiones y limitado adiestramiento, las tropas coloniales pelearon bien en general, pero podrían haber perdido la guerra si no hubieran recibido ayuda del erario francés y de la poderosa marina francesa.

Por su parte, España, aunque enseguida ayudó a los rebeldes con dinero, armas y municiones, se mostró más reacia a la intervención directa, debido al temor de Floridablanca a las consecuencias de un conflicto armado; incluso aspiró a algo que, de momento, resultaba una verdadera utopía: la mediación entre los contendientes. Los objetivos españoles en América eran expulsar a los británicos tanto del golfo de México como de las orillas del Misisipi y conseguir la desaparición de sus asentamientos en América Central.
Después de 1778, la lucha se trasladó en gran medida al sur y el conflicto ya había adquirido un cariz internacional con la entrada de Francia. Un año más tarde la realidad se impuso y España declaró la guerra a Inglaterra, pensando incluso en la posibilidad de invadir Gran Bretaña mediante el concurso de una armada franco-española, plan que resultó inviable. Para su entrada abierta en el conflicto el gobierno español había firmado el llamado Tratado de Aranjuez, acuerdo secreto con Francia sellado en Aranjuez el 12 de abril de 1779, por el cual España conseguía una serie de concesiones a cambio de unirse a su aliado en la guerra. Francia prometió su ayuda en la recuperación de Menorca, Mobile, Pensacola, la bahía de Honduras y la costa de Campeche y aseguró que no concluiría paz alguna que no supusiera la devolución de Gibraltar a España. Esto provocó que los británicos tuvieran que desviar a Gibraltar tropas destinadas en un principio a las colonias.
Los puertos de Toulon y Brest, en Francia, que estaban bloqueados por los británicos, fueron desbloqueados por la falta de efectivos de los británicos. Con los puertos atlánticos abiertos, los franceses pudieron llevar tropas a América al mando de La Fayette, siendo de gran ayuda a los colonos en su guerra.

Más tarde Holanda también se unirá a la coalición formada por España y Francia, con ambiciones de ganar posiciones por el dominio de los mares.

En 1781, 8.000 soldados británicos al mando del general Charles Cornwallis fueron rodeados en Virginia, el último reducto, por una flota francesa y un ejército combinado franco-estadounidense al mando de George Washington de 16.000 hombres. Tiene lugar así la Batalla de Yorktown. Cornwallis se rindió, y poco después el gobierno británico propuso la paz. Murieron 156 británicos, 52 franceses y 20 independentistas, siendo los últimos en caer en la Guerra de la Independencia.

En los restantes frentes entre 1779 y 1781, España Sitió Gibraltar, una vez más infructuosamente, y se iniciaron una serie de campañas en América contra distintos puntos estratégicos del golfo de México en manos británicas, en la mayor parte de los casos coronadas por el éxito (Pensacola). Por otro lado, una exitosa expedición a Menorca permitió la recuperación de la isla en febrero de 1782. El Tratado de París o Tratado de Versalles se firmó el 3 de septiembre de 1783 entre Gran Bretaña y Estados Unidos y puso término a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. El cansancio de los participantes y la evidencia de que la distribución de fuerzas, con el predominio inglés en el mar, hacía imposible un desenlace militar, condujo al cese de las hostilidades.

El Tratado de Paris de 1783 (la Paz de Versalles):


Se reconocía la independencia de Estados Unidos de América y otorgó a la nueva nación todo el territorio al norte de Florida, al sur del Canadá y al este del Río Misisipi. El paralelo 32º se fijaba como frontera norte. Gran Bretaña renunció, asimismo al valle del Ohio y dio a Estados Unidos plenos poderes sobre la explotación pesquera de Terranova.
España mantenía los territorios recuperados de Menorca y Florida oriental y occidental. Por otro lado recuperaba las costas de Nicaragua, Honduras (Costa de los Mosquitos) y Campeche. Se reconocía la soberanía española sobre la colonia de Providencia y la inglesa sobre Bahamas. Sin embargo, Gran Bretaña conservaba la estratégica posición de Gibraltar (Londres se mostró inflexible, ya que el control del Mediterráneo era impracticable sin la fortaleza de la Roca).
Francia recuperaba algunos enclaves en las Antillas, además de las plazas del río Senegal en África.

Holanda recibía Sumatra, estando obligada a entregar Negapatam (en la India) a Gran Bretaña y a reconocer a los ingleses el derecho de navegar libremente por el Índico.
Gran Bretaña mantenía a Canadá bajo su Imperio, a pesar de que los estadounidenses trataron de exportar a tierras canadienses su revolución.Finalmente, se acordó el intercambio de prisioneros.

En general los logros alcanzados pueden juzgarse como favorables para España y en menor medida para Francia a pesar del elevado coste bélico y las pérdidas ocasionadas por la casi paralización del comercio con América, un pesado lastre que gravitaría sobre la posterior situación económica francesa. Por otra parte, el triunfo de los rebeldes estadounidenses sobre Inglaterra no iba a dejar de influir en un futuro próximo sobre las colonias españolas. Esta influencia vino por distintos caminos: la emulación de lo realizado por comunidades en similares circunstancias, la solidaridad de los antiguos colonos con los que aún lo eran, la ayuda de otras potencias interesadas en la desaparición del imperio colonial español, etc. Estos aspectos se manifestaron de un modo claro durante las Guerras Napoleónicas.

La nueva constitución:

Una vez conquistada la independencia resultó muy complicado poner de acuerdo a todas las antiguas colonias. En 1787, 55 representantes de las antiguas colonias se reunieron en Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Se creaba así un único gobierno federal, con un presidente de la república y dos cámaras legislativas (Cámara de Representantes y Senado). Esta constitución estaba inspirada en los principios de igualdad y libertad que defendían los ilustrados franceses y se configuró como la primera carta magna que recogía los principios del liberalismo político estableciendo un régimen republicano y democrático. La independencia y democracia estadounidense causó un notable impacto en la opinión y la política de Europa.